lunes, 6 de marzo de 2017

"Nenina"

La idea de Luciana Morcillo, Olga Viglieca e Iván Moschner de escribir una obra de teatro, con la dirección de éste último, se convirtió en algo tan grande que pasó de ser un monólogo unipersonal sobre el tema de la violencia de género, a una performance multitudinaria de quince mujeres amplificando el valor de sus derechos. Derechos básicos, como los de cualquier ser humano, a no ser violentado, obligado, ultrajado y pisoteado. “Nenina” así se convierte en una bandera por la vida y por la libertad. Mismos ecos de diferentes clases de mujeres que se unen en una ideología, revalidadas por el público sobre el final de la obra, cuando con un aplauso cerrado y acelerado, se une en esa búsqueda y pedido.

Nenina es Romina Tejerina y Romina Tejerina es la personificación de todas aquellas mujeres que vieron modificadas sus existencias por ser víctimas de un acto delictivo y atroz, como en este caso una violación. Aquella muchacha jujeña que luego de quedar embarazada como producto de un abuso sexual, mató a su bebé recién nacido; es la figura sobre la cual se posa todo. El dolor de las mujeres presentes, la angustia del público y un drama que aunque en auge en la opinión pública, no merma en su realidad.

La obra es el tema. Un elenco de quince mujeres, algunas con más participación que otras, algunas actrices con más nombre que otras, unas pocas con mejor técnica que la mayoría, pero que se ven niveladas por un libro superador. “Nenina” hace que poco tenga que ver si una actriz está fuera de sintonía o si tal o cual vestido desentona. Se habla de muertes, de abusos, de vidas marchitadas, opacadas y hay que enfocarse en ello.  

Veinticinco minutos le lleva a Iván Moschner quedarse para siempre en nuestra cabeza con esa postal final de pedido de justicia. Una obra recomendable para mirar y actuar. Para concientizar y para ver en qué podemos ayudar a nuestra tan lastimada sociedad, para que de una vez por todas, no sufra ni genere más violencia.

Por Mariano Casas Di Nardo
@MCasasDiNardo




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